Yo ví jugar a Maradona en el eterno Calderón.

 



 Estamos de lleno en la competición del mundial de fútbol en Catar, bajo el sucio negocio de Infantino y sus secuaces, que hacen que odiemos el fútbol, a los que nos apasiona, desde muy pequeños.

Además, hoy se cumplen dos años del fallecimiento del mejor futbolista que ha dado la historia, hasta el momento, en mi humilde opinión.

Quiero rememorar la publicación que hice con motivo de su óbito.

El Día 25 de noviembre de 2020,año fatídico para todos; la mano de D10S ha fallecido.

Día triste para todos los que amamos el fútbol, independientemente de los colores que defendamos.

Muchos hemos tenido la suerte de verlo jugar en directo, un placer y un deleite para los sentidos, futbolísticamente hablando, claro está; a nivel personal ¡¡otro gallo canta!!

En España ha jugado en dos equipos diferentes durante varias temporadas el F.C Barcelona Y el Sevilla F.C

 Diego Armando Maradona llegó al FC Barcelona, de la mano de Minguella en el verano de 1982 tras pagar el club catalán 1.200 millones de pesetas, que se los repartieron entre sus anteriores clubes, Argentinos Juniors y Boca Juniors. Contaba entonces con 22 años y ya estaba considerado una estrella aunque su explosión definitiva y su consagración como uno de los mejores de la historia vendrían años más tarde. Las expectativas que despertó su llegada al fútbol español fueron enormes pero diversas circunstancias enturbiaron su estancia en nuestro país.

En su primera temporada se le detectó una hepatitis que le hizo perderse tres meses de competición. Y en la segunda campaña sufrió una grave lesión (fractura del maléolo externo y del ligamento de su tobillo izquierdo) tras una entrada en el Camp Nou del bilbaíno Goikoetxea, que le alejó de los terrenos de juego tres meses y medio. Ese año, el Barcelona y el Athletic de Bilbao disputaron la final de la Copa del Rey y a la finalización del choque varios jugadores, entre ellos Maradona, protagonizaron una batalla campal que le costó al Pelusa una sanción de tres meses. El entonces presidente azulgrana, José Luis Núñez, se vio obligado a traspasarlo al Nápoles.

Lo curioso es que ni la hepatitis ni la lesión de tobillo fueron las causas que impidieron jugar a Maradona en el  ETERNO Calderón en aquellas dos temporadas. En el primer año su ausencia se debió a unos problemas musculares que le dejaron en la grada y en la temporada 83-84 el duelo en el ETERNO Calderón se jugó seis días antes de la final de Copa citada anteriormente, por lo que el entonces técnico culé, Cesar Luis Menotti, decidió reservar a sus dos principales figuras, Bernd Schuster y Diego Armando Maradona.

Su paso por el Barcelona no fue su única experiencia en España. Nueve años después fichó por el Sevilla para disputar la temporada 92-93, pero tampoco entonces pudo jugar en el recinto del Manzanares a causa de una sanción cautelar que pesaba sobre él, el presidente Luis Cuervas, el técnico Carlos Bilardo y, curiosamente, también sobre Diego Pablo Simeone, que entonces militaba en el cuadro hispalense, por no comparecer ante el Comité de Competición para aclarar unas declaraciones efectuadas tras ser sancionados a raíz de unos incidentes sucedidos en un Cádiz-Sevilla. Entonces, ¿cuándo jugó Maradona en el ETERNO Calderón?

Fue el 19 de junio de 1983, domingo para más señas, en un partido correspondiente a la ida de las semifinales de la Copa de la Liga, que ese año celebraba su primera edición. Esta competición, en la que participaban los 18 equipos de 1ª y que otorgaba a su ganador el premio de jugar la Copa de la UEFA, fue impulsada por el presidente del FC Barcelona, José Luis Núñez, con el fin de conseguir nuevos ingresos para los clubes, pero lo cierto es que no llegó a cuajar y tan sólo se celebraron cuatro ediciones. En 1986 se decidió su cancelación argumentando como excusa lo cargado de partidos que estaba el calendario. El Atleti llegó a disputar dos finales, y perdió ambas, una frente al Valladolid en 1984 y al año siguiente ante el Real Madrid. Como dato anecdótico, hay que reseñar que de forma paralela también se disputaba una Copa de la Liga para 2ª, los dos grupos de 2ª B y para 3ª. Pues en 1983 el campeón de la Copa de la Liga en 2ª fue el Atlético Madrileño tras derrotar al Deportivo de la Coruña. El filial llegó a jugar otra final dos años después pero la perdió con el Oviedo.

Es cierto que la competición no tuvo mucho éxito pero entre la novedad de la primera edición, el hecho de jugar ante el Barcelona una de las semifinales y, especialmente, que Maradona fuera a jugar por primera vez en el Calderón, hizo que el estadio se llenara hasta la bandera y que el ambiente fuera el de las grandes ocasiones. El Atleti cuajó una gran primera parte y se adelantó en el marcador con un gol de Roberto Simón Marina. El defensa rojiblanco Miguel Ángel Ruiz estuvo muy pendiente de Maradona, al que apenas se le vio hasta el descanso. Pero en el minuto 2 de la reanudación entró en el área del fondo sur con el balón controlado y cayó ante la entrada de Ruiz. El árbitro del encuentro, García de Loza, señaló la pena máxima que fue muy protestada por los aficionados. Al final del choque, Ruiz dijo que el argentino le había reconocido en el campo que se había tirado, cuestión que negó Diego. Lo cierto es Maradona cogió el balón para efectuar el lanzamiento, como no podía ser de otra manera. Los que asistimos aquel día al partido dimos por hecho que esa jugada iba a suponer el empate blaugrana. ¡Cómo iba a fallar el Pelusa, un consumado especialista en las penas máximas, una figura de su nivel, una ocasión así!



Enfrente, padeciendo la soledad que sienten los porteros en esas situaciones, estaba Ángel Jesús Mejías, un guardameta surgido de la cantera rojiblanca que llegó a estar trece temporadas en el club. El toledano recuerda así aquel momento: “Yo sabía que Maradona siempre aguantaba hasta que veía moverse al portero y solía tirar a colocar. Así que decidí esperar hasta el último instante e intentar adivinar su intención. Pienso que eso le descolocó un poco y en el último momento cambió su primera idea…".

En medio de una pitada ensordecedora, Maradona inició la carrera para golpear con su pierna izquierda. Y en vez de golpear suave, con colocación, decidió tirar fuerte, muy fuerte, el balón cogió altura y… ¡se marchó por encima del larguero! Costaba creerlo pero Maradona había fallado el penalti. Mejías confiesa: "Al final decidí tirarme hacia mi lado derecho y perdí de vista la pelota. No sabía si había entrado o no. Cuando caí al suelo escuché un alarido en las gradas que me hizo darme cuenta de que el balón no estaba dentro de la portería. La verdad, en aquel momento, me llevé una alegría tremenda".

"Nunca tuve la oportunidad de hablar con él sobre aquella acción", explica el toledano Mejías, "aunque sí con compañeros suyos en aquel Barça, como Julio Alberto y Marcos, que antes habían estado en el Atleti y me decía: ‘Anda que a éste que nunca fallaba un penalti se le ocurrió tirarlo fuera aquel día’, y yo bromeaba diciendo que se asustó. La verdad es que era un espectáculo de jugador; cuando le veías calentar antes de los partidos con las botas desabrochadas te quedabas mirándole y casi se te olvidaba hasta calentar tú mismo".

A punto estuvo de resarcirse el 10  en una jugada posterior de aquel encuentro, cuando en un lanzamiento de falta estrelló un balón en el travesaño. Lo haría tres días después, en el  Camp Nou, marcando un tanto y dando dos pases de gol en el partido de vuelta, que acabó con un contundente 5-2 que metió al equipo de Menotti en una final que ganarían al Madrid con un gol del Pelusa en el Bernabéu, allí sí marcó, para el recuerdo. Pero aquel 19 de junio de 1983 pasó a la historia por ser el día en que Maradona jugó sus únicos 90 minutos en el ETERNO Calderón para darse cuenta de que el destino había decidido que nunca conseguiría marcar un gol en las porterías de ese mítico Estadio.

Yo vi jugar a D10S en el ETERNO Calderón, ¡yo le ví fallar un penalti!, tenía 10 añitos y todo ello GRACIAS a mi PAPÁ, que me llevaba de la mano cuando podía, desde nuestro pequeño pueblo, a ver a nuestro Atleti. Gracias PAPÁ, por haberme permitido disfrutar, del que es para mí, el mejor futbolista que jamás he disfrutado.

¡¡¡Menudo regalazo de cumpleaños, ver a Maradona en el Eterno Calderón!!!


Ésto va por tí, ahora que con tu ladrón de recuerdos, te impide rememorar esos largos y tediosos viajes al Viejo Calderón, pero ilusionantes y llenos de historia que espero recordar durante muchos años, porque aunque TÚ no te acuerdes, ¡No hay olvido que valga! Tú guarda los sentimientos, que yo guardaré los recuerdos.

Por esto, y por muchísimas bonitas historias más, siempre será ETERNO el Calderón, D10S errando una pena máxima, un penal, como diría El.

D.E.P Diego Armando Maradona.

La fama le presentó una blanca mujer

de misterioso sabor y prohibido placer,

que lo hizo adicto al deseo de usarla otra vez

involucrando su vida

y es un partido que un dí­a el Diego está por ganar

Su sueño tení­a una estrella

llena de gol y gambetas

y todo el pueblo cantó:

“Maradó, Maradó”,

nació la mano de Dios,

“Maradó, Maradó”

Sembró alegrí­a en el pueblo,

regó de gloria este suelo

Olé, olé, olé, olé, Diego, Diego


M.S


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